Liberando Francia -y encontrando al enemigo
Aquí estamos. Como locos en un ciber café de París buscando alojamiento para nuestra próxima parada. De momento todo ha ido bastante bien –salvo por Francia. Los primeros días en Londres fueron impresionantes. Estuvimos con una chica húngara de Couchsurfing, que vive con otras siete chicas en un mismo piso. Lamentablemente no pudimos pasar mucho tiempo en la casa. Una pena.
Por el contrario, de momento la norma ha sido caminar. Andar, andar y más andadura. Visitamos las postales típicas de Londres en un solo día. Y afortunadamente, esta vez no hubo grandes entradas al estilo de otras ocasiones. Como cuando me rompí un codo y me disloque la rodilla en Gatwick o cuando fui a ver a un amigo a Londres cuando él estaba en Madrid –y el amigo común que tenemos en Madrid estaba en Dublín. Al contrario; ha sido genial. Ajetreado, pero genial.
Tras Londres, vinieron Portsmouth y Normandía. Especialmente esta última fue una experiencia brutal. Con un coche alquilado nos dedicamos a recorrer los sitios del Día-D. Dado que era la fecha del desembarco, había veteranos de la Segunda Guerra Mundial por todas partes. Un par de fotos con dos de ellos prueba que los héroes no entienden de tamaño. Para decirlo claramente: uno de ellos era aun más tapón que yo.
Y si Normandía fue excitante, el viaje hasta Le Mans lo fue aun más. De noche, perdidos y sin gasolina, aun no sabemos muy bien cómo conseguimos llegar y entregar el coche. Hasta el último momento –cuando entregamos las llaves- no supimos si nos llegaría la gasolina o no. Al menos conseguimos encontrar el circuito y correr por él. El pequeño Chevvy (un Chevrolet Matiz) alquilado se portó bien. Menos mal que no era un coche francés…
Y es que desde que pisamos el suelo gabacho nos dimos cuenta de que era nuestro enemigo –junto con la ropa interior que no se seca. Nada mas desembarcar en Cherburgo, la policía nos detuvo intentando encontrar la salida de la terminal de ferries. Tras librarnos de ellos, tocó subir andando dos horas con la mochila (12kg.) hasta el hostal; para encontrarlo cerrado. No era nuestro día. Pero al día siguiente, además, tuvimos la peor noche del viaje. Nota mental: dormir en el coche en un parking de una fábrica no es la mejor idea.
París alegró un poco esa imagen gris de Francia, pero ni con esas. La torre Eiffel decepciona de lejos, impresiona desde la base y quita el aliento desde arriba. Los jardines de las Tullerías son un soplo de aire fresco. Y entrar gratis al Louvre por ser periodista te anima el día. Pero ni con todo eso, ni con la amabilidad de nuestra couchsurfer (Cynthia) fue suficiente como para quitarnos la imagen de una Francia hostil y un París triste y gris.
Y ahora, Ámsterdam.
0 Response to "Liberando Francia -y encontrando al enemigo"
Publicar un comentario